Desde que abrí los ojos esta mañana he estado sintiendo un deseo irresistible de viajar, de recorrer las calles de lugares desconocidos hasta no sentir las piernas, fotografiar edificios y gente interesante, encontrar en cada colina un lugar perfecto con vistas a la ciudad y degustar los dulces más famosos de cada lugar que visite. El que viaja es feliz, el que ha visitado los diferentes continentes, el que ha subido al Machu Picchu, el que ha hecho surf en Australia, visitó las pirámides de Egipto, tomó café en Italia y pasó un día en Manhattan. Esa persona es feliz y rica.…